domingo, 14 de marzo de 2010

Baile de manos, palabras, sentimientos….

No tengo miedo… de nada… Me voy soltando… y eso me gusta. Pero también siento todavía tu mano, cogiéndome fuerte y eso también me gusta. Gracias, monstruo

Una continúa visión del reino que me rodea; las estrellas brillan y dibujan una Vía Láctea, una línea estirada e interminable a lo largo de la margen derecha de una bahía vacante.

El universo me dibuja en un círculo cósmico del caos. Una vez más caminando entre estas palabras que no son más que desierto, arena sin nombre. Palabras vagas como la nube que flota, se trasporta sobre valles, colinas, mares….y huele a humedad y ausencia…

A menudo, cuando me acuesto, comparto instantes con la vacante de mis sabanas, donde habita un flash pensativo, un ojo interior que vive e imagina…..baila con placer una sinfonía de Epiphyllum oxypetalum. Desde mi lado espero el silencio de ese murmullo del Alma, y cuando eso ocurre mi mente anida en una burbuja de intimista silencio, abriendo a un coro de voces que recorre un universo sin sentido...

Son intimidades que conforman la esencia natura de lo que soy, del susurro en el que habito y de las voces propias de un silencio, que gritando desde este vacío se escuchan de puntillas, como lamentos sordos prestos de un banal interés, palabras ciegas y mediocres, superfluas y egocéntricas, al fin y al cabo solo son entretenimientos y voluntades de quien no entrega lo que tiene... intimidades que conforman la esencia natura de lo que soy.

Solas, “trotamudas” palabras en prosa que convierten momentos lasos en ocupados, a pesar de todo pertenece a la eterna verdad, son familia del perenne silencio, son la negación de la metódica reflexión, una entrega no deseada, no anhelada, que pertenecen tan solo al minuto de memoria en que son grabadas. Espíritu emigrante de una utopía con tinta sangre de roca, bajo la atenta mirada del cadáver de una luna de papel. El indefinido recuerdo de vacío amargo que dejan a su paso, a menudo es tan solo por la falta de interlocución del momento y por la ausencia que va y viene de la nada, porque sabiéndose que nada son, son ese algo que se convierte, en tiempo debido...