jueves, 10 de junio de 2010

MMMUA

…y es que anoche, vaya usted a saber porque, la cabeza me trajo la idea de una ilusión y la emparento con palabras de un poema de hace 10 o 20 mas años…de un tiempo donde leer más de cuatro frases juntas me producía un estallido de ilusión…… anoche, mezclando sensaciones, ausencias, recordé aquellos fanzines; MMMUA, Lollipop, Dezine, La revista La Luna, rock de luxe….y entre ellos recordé a aquel que tanto mencionaban, al poeta irreverente alocado Eduardo Haro Ibars.


“Pecados más dulces que un zapato de raso”


Gula de tu vientre satinado;

envidia de tu sudor,

queemana de ti;

avaricia de tus miradas;

ira de saberte lejos;

soberbia de que me hayas elegido;

pereza de vivir sin ti.

Y –sobre todo-: lujuria,

lujuria abrasadora

que me hace desear la vida entera

cuando estoy contigo.

Eduardo en una historia de una declaración de amor a pesar de la distancia. "Pecados más dulces que un zapato de raso", subtitulada como “Carta a Nieves”. Nieves Almanzul, una mujercita casada y con una hija que había llegado a Madrid desde Ibiza para vender bikinis y de la que se enamoró lo suficiente como para dedicarle estas letras. Más tarde aparece la canción “Pecados más dulces que un zapato de raso” coescrita por Urrutia (Gabinete Caligari) y Eduardo Haro-Ibars está:

Avaricia, Pereza, y la mirada impávida de un sentimiento envuelto con un tiempo de emociones sobre esdrújulas que pierden la empatía sobre adjetivos que empezaron a desvestirse.


Avaricia, Pereza, y poesía como péndulo de un solo movimiento, realidades en film blanco y negro, donde los protagonistas flexionan la cabeza para besar a su deseo, añoranza mezclada con pasión, con ilusión, con ganas, con vida….


…y todo esto tan solo porque deseo el color ámbar y su resistencia al tiempo, fosilizarme en el calor de tu piel, beberme a sorbos tu mirada, cálida, redonda, penetrarte en eternidades donde tu sabor me deje atrapado en la médula de mis sentimientos, sin sentido consentido,…tan solo quiero relegarme a ese lugar en tu compañía, ese lugar de tácito acuerdo silencioso que no es más que el constante latido de tu cercanía.