jueves, 1 de marzo de 2012

La fille sur le pont bloggpalabras.

He sentido delirio, abrigo de palabras ajenas, esponja de vida… he hallado dos mil segundos, de vida, de la que paso… de la de “algo”….y de la que resta…. Y me calma ese después, ese besar de urgencia derramándose en el silencio….

He sentido cada arañazo, cada mordida, y cada quebranto… y me ha traído a esta orilla, todo ese sabor embite-agridulce como si fuera el último…

…ahora tengo el deseo fugaz de un eterno, el deseo de un instante aun no vivido que me deje sumergirme en el mar y sin otra misión que bailar en apremio de amante sobre palabras nuevas… No quiero besos ya regalados, ni halagos manoseados, no quiero voz sin emoción, ni verbos caducados, no quiero vida sin sueños, no quiero dueños…no quiero nada que no sea mio, nada que no me pertenezca, no quiero tiempo de otros, ni miedos rotos… No quiero nada, solo algo, pero mio…




- Adelante Adèle, cuéntenos.

Adèle .- Pues... tengo...

- Tiene 22 años...

Adèle .- No, los cumpliré dentro de dos meses.

- Y dejó de estudiar muy joven porque quería empezar a trabajar. ¿Es así?

Adèle .- Sí, pero no fue para trabajar, sino porque conocí a alguien. Me apetecía estar con él, por eso me fui de casa. Prefería vivir con éI que con mis padres, y al conocerle, aproveché... la oportunidad.

- ¿Era una necesidad de libertad?

Adèle .- No sé. Lo hice para acostarme con él, porque cuando era más joven creía que la vida empezaba el día que hacías el amor, y que antes no eres nada. Era el primero que me... lo proponía y me marché con él para estar juntos y empezar mi vida. El problema fue que no tuve un buen comienzo.

- ¿No se Ilevaba bien con éI? ¿Por qué no tuvo un buen comienzo?

Adèle .- Porque conmigo siempre es así, empieza mal y termina peor. Nunca acierto cuando elijo un número. ¿Ha visto esos papeles en espiral para atraer moscas? Yo soy igual. Atraigo las historias cutres que pasan a mi lado. Creo que hay gente así, que son como un imán para aliviar a los demás. Nunca acierto cuando elijo un número. Todo lo que intento o toco se convierte en una putada.

- ¿Cómo se lo explica, Adèle?

Adèle .- La mala suerte no se explica... es igual que el oído musical, se tiene o no se tiene.

- ¿Qué pasó con ese chico?

Adèle .- ¿Con cuál?

- El primero, con el que se fue. ¿Llegaron a hacerlo?

Adèle .- Sí, lo hicimos.

- Pero le decepcionó.

Adèle .- No.Y ahí está el problema, porque si no me hubiese gustado, no estaría... donde estoy. La primera vez no estábamos muy cómodos.

- La primera vez nunca es fácil.No estaba cómoda porque ambos eran... muy jóvenes.
Adèle - No, porque eran los servicios de... una gasolinera y no es muy práctico. ¿Lo ha intentado usted?
- No.

Adèle .- Es complicado. Sobre todo en las autopistas. Fue idea mía hacer dedo, porque creía que las historias de amor siempre ocurrían al lado del mar. Estaba equivocada, pero... es normal, porque nunca he tenido buenas ideas. Siempre me pasa igual, enseguida me embalo, no pienso, es un defecto. Menos mal que me recogieron, porque hubiese sido capaz de tirarme debajo de un camión.

- ¿Quién la recogió?

Adèle .- No se lo puedo decir porque estaba casado, un psicóIogo. Se dio cuenta enseguida de que tenía una "depre" de la leche. Hizo lo que pudo para levantarme la moral. Se desvivió tanto que creí que me había quedado embarazada. Por fortuna, sólo era apendicitis. Por fortuna, por decir algo, porque con el anestesista tampoco tuve mucha suerte.

- ¿Tuvo problemas con él?

Adèle .- No, era encantador, y parecía tan enamorado que le hubiera seguido hasta el fin del mundo, pero sólo fuimos hasta Limoges. Es curioso, ¿no? Cómo la gente puede parecer colada por ti... cuando no lo está. Debe de ser fácil fingirlo. Me decía que le hacía el mismo efecto que un cointreau. Pero se cansó rápido del cointreau y se fue a llamar por teléfono.

- ¿A quién?

Adèle .- Nunca lo supe porque desapareció. Estábamos en un restaurante, y yo no sabía que había otra salida, y me quedé esperando hasta que cerraron. El dueño vivía encima. Olía un poco a fritura, pero tenía las manos delicadas y suaves. Las manos engañan, te hacen creer cualquier cosa. Así es como empecé a trabajar. Me contrató de relaciones públicas en su restaurante.

- ¿En qué consistía su trabajo?

Adèle .- Al principio, tenía que recibir y sonreír a todo el mundo... No me daría un infarto con ese trabajo pero una sonríe y la gente se equivoca, y en Limoges hay tantos hombres que se sienten solos... Desde fuera no te das cuenta. El juez me dijo que era una de las zonas de Francia con más personas deprimidas.

- ¿Qué juez, Adèle?

Adèle .- El que se encargó de mi caso cuando cerró el restaurante, por el tema de las relaciones públicas. Él también era depresivo. Pero fue igual, tampoco se ocupó de mí mucho tiempo. Ni 15 minutos. En una habitación de hotel, sin almohada, sin tele, sin cortinas... Creo que no era mala persona. Al verme los ojos rojos de tanto llorar, me ofreció su pañuelo y se marchó. Quizá no me merezca nada mejor. Debe de estar escrito en algún sitio. Hay gente que ha nacido para ser feliz, y a mí todos los días de mi vida me han engañado. Todo lo que me prometieron me lo creí, pero nunca conseguí nada. No sé hacer nada, no le importo a nadie, no soy feliz, ni realmente desgraciada, porque seguro que lo eres cuando has perdido algo. Pero nunca he tenido nada mío, sólo mi mala suerte.

- ¿Cómo se imagina el futuro, Adèle?

Adèle . - No lo he pensado. Cuando era pequeña, sólo deseaba crecer. Quería que sucediera deprisa. Pero ahora no sé para qué ha servido todo esto, no lo sé. Hacerme mayor... El futuro es como una sala de espera, como una gran estación con bancos y corrientes de aire, y tras los cristales gente que pasa corriendo. Sin verme, tienen prisa. Cogen trenes o taxis. Tienen un sitio adonde ir, alguien con quien encontrarse... Y yo me quedo sentada, esperando.

¿Qué espera, Adèle?

Adèle .Que me ocurra algo...

……………………………..
Gabor: - Parece usted una chica a punto de hacer una estupidez.

Adèle .- No, no, estoy bien.

Gabor: - Vale. Pero creo que está desesperada.

Adèle .- Si usted lo cree...

Gabor: - Pero a qué está jugando, ¿a cara o cruz? ¿a quien quiere quiere impresionar?

Adèle .- A nadie. Yo nunca he impresionado a nadie. No voy a empezar a hacerlo hoy.

Gabor: - ¿Cuántos años tiene para estar tan triste? ¿padece una enfermedad grave? ¿le falta un riñón? ¿el hígado? ¿una pierna?

Adèle .- No. Me falta... Sólo un poco de valor. Porque tengo miedo de que esté helada.

Gabor: - ¡Pues claro que está helada! ¿O es que cree que la calientan?

Adèle .- No tengo que pensar.

Gabor: - ¡No! Tiene razón. Piense en cosas divertidas. Le ayudará a saltar.

Adèle - No será fácil, porque las cosas divertidas no son mi especialidad. Precisamente por eso estoy aquí.

Gabor: Sabe lo que pienso. Creo que algo se va desperdiciar y no lo aguanto.

Adele: ¿Qué se va a desperdiciar?

Gabor: Usted. No se tira una bombilla que aún da luz.

Adele: La bombilla se fundió hace tiempo.

Gabor: Usted me deprime.

Adele: Entonces .... ¡Váyase, yo no le he pedido nada! ¡Estoy en las últimas! ¿No lo entiende?

Gabor: ¿Cómo en las últimas? Mírese, apenas está empezando. Tiene una mala racha, nada más.

Adele: La tengo desde que nací. Llevo puesta la etiqueta "catástrofe". No se quita.

Gabor: ¿Y cree qué se quitará con agua? Es su primer intento, ¿verdad?

Adele: Si, no me paso la vida en los puentes.

Gabor: Yo sí.

Adele: ¿Por qué? ¿También quiere saltar?

Gabor: No. Yo contrato gente.

Adele: ¿Contrata .... a quién?

Gabor: Asistentes, mujeres que no tienen nada que perder. Así me gano la vida. Las encuentro aquí, o a veces en los tejados. Pero eso es en Primavera, en Invierno prefieren los puentes.

Adele: ¿Cómo yo?

Gabor: No como usted. Ellas tienen grietas por todas partes. Están de vuelta de todo.

Adele: ¿Y qué hace con ellas?

Gabor: Bueno .... A veces las pierdo, depende. Es cuestión de equilibrio….. Después de los 40 años, el lanzamiento de cuchillos es aleatorio. Por eso contrato en los puentes, me gusta ayudar. Si quiere realmente matarse, puedo contratarla y probar.

Adele: No, gracias, me las arreglaré sola.

Gabor: Dentro de una semana seguirá aquí mirándose la punta de los zapatos.

Adele: ¿Cree qué me va engañar con su charlatanería? ¿Con sus propuestas, sus pruebas y sus trampas? Claro una chica hecha una mierda agarrada a una barandilla, y cree tenerlo fácil. Que dándole la mano se la puede cepillar.

Gabor: ¡No diga eso! Jamás me acuesto con mis dianas.

Adele: Es su problema. Yo los cuentos de hadas no me los trago. Gracias.

Gabor: Vale, si quiere saltar, salte. ¿Y después qué habrá conseguido?

Adele: Ya lo veré.


Ya en el hospital, Adele dice que una vez ha fallado por su mala suerte. Gabor se altera nuevamente y le dice que la suerte hay que quererla, hay que mover el culo, la suerte hay que ir a buscarla. La toma de la mano y es a partir de aquí que el lanzador de cuchillos Gabor y su asistente Adele inician una historia donde van de sitio en sitio atrayendo la buena suerte, por no decir que trabajando y trabajando. Ella ahora es inmensamente feliz, sin embargo observamos que Gabor a pesar de ganar mucho dinero, no es feliz. Un día se separan porque Adele conoce un tipo que le interesa. Gabor se pone triste. Si bien la más feliz ha sido Adele, pareciera que tras ese orgullo que muestra Gabor, también ha sido feliz al lado de ella.

Gabor, el gran lanzador de cuchillos, se deprime porque pareciera que no pudiera vivir sin Adele. Toma una decisión. Va a un puente. Se va a lanzar. Aparece inesperadamente
Adele dice

Adele.- No podemos continuar

Gabor.- ¿Continuar cómo?

Adele.- Sin estar juntos

Se miran fijamente a los ojos. Se abrazan fuertemente. Suena la canción de Marianne Faithfull llamada "Who will take my dreams away".

No puedo dar a todos mis sueños
Tampoco la vida que vivo.
Tú y yo sabemos lo que significa la amistad,
Es todo lo que tengo para dar.

¿Quién asumirá tus sueños de distancia
Toma tu alma un día más.
Lo que nunca se puede perder se ha ido,
Es robada en un camino.

Por favor, no te quedes demasiado cerca de mí,
¿Puedes escuchar mi corazón?
Toma mi calor y mi magia
Cuando estemos separados.

Ahora nuestra misión se ha completado
Y nuestros amigos están aquí.
las cosas mal derribadas por la luz,
La vida sigue hasta el final.