jueves, 24 de diciembre de 2009

Recostado sobre un árbol de plástico

Una mañana de esas de dolorcillo sordo, siempre en el fondo, siempre encendido...a veces hasta llega a pasar desapercibido, pero luego crece y parece esa mañana de dolorcillo sordo, de zumbido continuo... Un dolor de esos de chincheta, un remusguillo... un pequeño calambre que no termina de desaparecer... como una tos de esas que persisten en el tiempo y carraspea de cuando en cuando... Una punzada en algunos momentos, una pinzamiento en otros momentos…un vaya usted a saber en esos momentos... Eso eres...

Soy joven y libre. Bajo el sol, no hay nadie como yo. Así que, qué pasa si te hago sentir mal. ¿He de sentirme yo mal, sólo para que tú no lo hagas?

Recostado sobre un árbol de plástico, me paro a pensar en las cosas que pasan.
¿Y qué si estoy un poco fuera de lugar?
Sólo por curiosidad,
¿Tengo que preocuparme?
Soy joven y libre. Bajo el sol, no hay nadie como yo. Así que, qué si te hago sentir mal.
¿He de sentirme mal, sólo para que tú no lo hagas?
Y si alguna vez das media vuelta, yo correré lejos, porque estoy acostumbrado a correr solo, pero no a esperar. Ahora no deberías llorar tanto. No pretendo que te pongas triste, pero es que no te quiero. Ya no te quiero, no te quiero, antes de que esto se convierta en una losa.

Una mañana de esas de Meet me in the middle of the day, let me hear you say everything's okay. Una mañana de esas de si quieras descalzarte, métete en mi cama, te daré sobre y sello que te enviare a mi lado… lejos.

Una mañana de esas de por si quieres traducirte, métete en mi lengua que la tengo articulada de adjetivos para ti, quizás con acento torpe… pero en ti agitada como un reptil.

Una mañana de esas de cuando quieras enfadarte, grítale a mis labios…que te morderán como respuesta a tu palabra.

Una mañana de esas de cuando necesito esconderme, de buscar sosiego en los oídos, de cuando necesito respirarte y escucharte cerca de mis pulmones.

Una mañana de esas de hacerte el dormido, ven y tápate con mis pestañas las convertiremos en sábanas a remojo en busca del agua de tu cuerpo.

Una mañana de esas de hacerte consultar a la brújula robada la que me dirige siempre hacia ti.




Romeo's Tune - Steve Forbert 1979

Quedemos a mediodía y déjame oírte decir que todo va bien. Tráeme besos del sur desde tu habitación, reunámonos a media noche y déjame escucharte decir que todo va bien, déjame oler la luna en tu perfume. Ay! los dioses y los años harán que ascendamos y caigamos, Y siempre hay algo más que se pierde en las palabras en las que pierdo mi tiempo, y es que está todo dicho. Entonces continuaré llorando detrás de la máscara. No pido tanto, sólo quiero alguien a quien le importe, y ahora lo tengo. Quedemos a medio día y déjame escuchar cómo dices que todo está bien. Salgamos a fuera bajo este sol brillante. Reunámonos a media noche y déjame escucharte decir que todo va bien, salgamos sigilosamente afuera, bajo las estrellas y hagámoslo, sí, oh sí! Son el rey y la reina y debemos agacharnos bajo el candelero, dónde yo no tenga que hablar a mi conciencia y tú no tengas que escuchar fragmentos de noticias y ocurrencias tardías, ni escenas complicadas. Nos acurrucaremos tras las luces y sombras de las revistas. Quedemos en mitad del día, y déjame oírte decir que todo saldrá bien, tráeme besos del sur desde tu habitación. Vamos, queda conmigo a media noche, y déjame escuchar que todo irá bien, mientras huelo la luna en tu perfume. Vamos, déjame verte a medio día y escucharte decir que todo irá bien. Déjame verte sonreír una vez más. Y queda conmigo a media noche, para escucharte decir que todo irá bien, mientras me abrazas con fuerza y me haces el amor, porque amar es libre.

Una mañana de esas de salir a dar una vuelta y no volver. Como un río que no sabe dónde va, hace un mal giro y sigue.

Una mañana de esas de corazón hambriento, Haz tu apuesta e interpreta tu papel

La conocí en un bar de Kingstown
Nos enamoramos, pero yo sabía que aquello tenía un fin
Cogimos lo que teníamos y nos largamos a toda leche.
Ahora aquí estoy en Kingstown otra vez